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Los anfitriones Slobo y Marina y su hospitalidad, la casa en medio de la naturaleza, la maravillosa terraza con columpios, los desayunos y cenas caseros y abundantes.

El entorno maravilloso. El desayuno un espectáculo

El alojamiento esta ubicado en un lugar maravilloso.

Buena relacion calidad precio. Casa amplia para tres adultos. Entramos media hora mas tarde de lo previsto por un problema de los anteriores visitantes y la dueña de la casa lo pasó fatal. La dueña de la casa nos regaló vino montenegrino y cafe de hervir al marcharnos, incluso nos ofrecio pasar un dia mas. Qué buena gente!!!!

El estudio era muy cómodo. Tenía una terraza estupenda para salir a leer o tomar un café. La dueña nos obsequió con fruta varios días, todo un detalle. El pueblo es una zona ideal como centro base para hacer excursiones por Durmitor.

Un lugar fantástico, la cabaña muy limpia y muy bien decorada. Tiene todo lo necesario en la cocina. Tiene jardín para poder desayunar o tomar algo. Aparcamiento gratis. La cama muy cómoda y sin nada de ruidos. Cerca hay un súper y la gasolinera. La dueña Sandra es muy atenta y te ayuda muchísimo, como vive en la casa de al lado si necesitas algo allí está. Además un día nos trajo fruta y otro día un plato de embutido riquísimo. Un lugar prefecto para recordar la zona.

Las vistas y la ubicación son geniales. Muy relajante tomarse el desayuno en la terraza. Y la propietaria es muy simpática y atenta. Tuvimos una estancia muy agradable.

La cabaña es súper acogedora, perdida en un pueblecito, tiene un encanto especial. Rodeada de pastos y ovejas, está situada en un entorno rural pero a pocos km de una pequeña ciudad y del Parque Nacional de Durmitor. Dispone de un fogón con leña para calentar la estancia, el cual usamos, ya que hacia frío cuando nos hemos hospedado. El desayuno, una maravilla :)