Chalets de montaña en Bahía Solano

Maravillosa localización con vistas al mar. La familia que lo lleva es encantadora, están siempre listos para ayudar, dar consejos o cualquier cosa que se necesite, me encantó conocerles y poder contar con su ayuda. La habitación espaciosa, limpia y cómoda, perfecta para pasar unos días. Buen wifi y me dejaron usar la nevera para guardar comida.

Se encuentra ubicado en una playa paradisíaca del pacifico, rodeado de naturaleza, con el mar a 10 metros. Pero eso no es lo mejor de este lugar. Lo mejor es la labor que han hecho los últimos 20 años para conservar la selva virgen que les rodea, replantando manglar autóctono para la conservación del litoral, y bueno, ver su jardín es entender que sin la labor de gente como ellos, este territorio desaparecería. Otra de las mejores cosas es el calor con el que te acogen, que te hace sentir que has venido a visitar a tu abuela o a tu tía en medio de la selva. La comida aquí ha sido otra experiencia en sí misma. Sabrosa, sana, típica de la zona, hecha en el momento, y a la que se nota que le ponen cariño. Nosotros nos alojamos en uno de los bungalow. Una pasada, vistas al mar, se ven colibríes desde la ventana. No sabría ni cómo describirlo. La cama es muy cómoda, con mosquitera, y la habitación tenía varios ventiladores.

La comida en general era muy buena pero el desayuno fue delicioso, las vistas hermosas, la tranquilidad del lugar y la amabilidad de Pedro y Diana complementaron una excelente experiencia de viaje.

Su compromiso con el medio ambiente y la coherencia de la realidad con lo ofrecido. Su ubicación, tranquilidad, comida, cocteles y especialmente su atención. Se siente como una familia.