Los viajeros con presupuesto ajustado saben que una de las mejores maneras de sacarle partido a un viaje es alojarse en un albergue: saldrás a descubrir el destino durante el día e intercambiarás anécdotas con otros viajeros en la cocina o el bar por la noche. El tipo de habitación más común en los albergues es el dormitorio compartido con baño también compartido, pero también suelen contar con habitaciones privadas para quienes quieran pagar un poco más.
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La hostal está muy bien ubicada. Puedes ir caminando hasta la playa o manejar 5 minutos.
Los anfitriones fueron muy amables y amistosos, nos hicieron sentir como en casa.
El baño y los espacios comunes siempre estuvieron muy limpios y el desayuno es muy completo, para comenzar el día con muchas energías.
El lugar es tranquilo, puedes dormir y despertar escuchando los pajaritos.
Totalmente recomendable para parejas, familias y amigos.
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La ubicación es buena a 2 cuadras de la playa y unas pocas del centro. Las duchas están muy bien. Pagando un adicional pudimos hacer la salida más tarde que permitió aprovechar al máximo el fin de semana. La gente del hostel bien de bien. Cada cama tenía su respectivo cajón para dejar las pertenencias bajo llave (hay que llevar candado para cerrarlo).