La Elvira está ubicado en una casa construida en 1928 de tapia y bahareque, que en el pasado también sirvió como pesebreras para Caballos. Mantener la originalidad de la construcción fue el objetivo de la restauración desde el comienzo de la obra. Los muros se reconstruyeron mezclando tierra arcillosa con boñiga de caballo, recuperando la antigua técnica que aún no se había perdido del todo. El cielo aplanado se hizo aprovechando la ductilidad de la caña brava. Las tablas del pasillo son las originales, recuperadas de las que cubrían el suelo de las habitaciones, al igual que la mayoría de las bigas, los cavalletes, las columnas que sostienen el suelo y el techo. El resultado es una casa rural en el corazón del pueblo, con un porche-terraza con una vista panorámica única del Tatamá. La Elvira ofrece a sus huéspedes 2 habitaciones con cama de matrimonio, y una habitación con una cama de matrimonio y otra individual, para un total de 7 plazas. El baño es compartido y tiene agua caliente.

amante de la sencillez.

La Elvira está a una cuadra de la plaza, a pocos pasos de las oficinas municipales y de la Fiscalía. Siguiendo calle arriba, tras un paseo de 25-30 minutos, se entra en el sendero natural de Agua Linda, visita obligada para los amantes de la naturaleza.