Hace ya algunos años nos aventuramos en tierra extraña. Entre las colinas catalanas encontramos una casa parecida a la de nuestros sueños: Can Portell con 7 habitaciones (15p). Era grande y antigua, y estaba situada entre los bosques y las praderas, al lado de un pequeño río, cerca de las montañas y de la playa, y a la vez a las puertas de una ciudad encantadora: Girona. Además, a tan sólo media hora del aeropuerto de Girona/Costa Brava. Originalmente la casa era una masía sólida del año 1690 con establos en el sótano y un granero en el ático. A su alrededor encontramos una parcela preciosa con piscina, arboles que dan sombra y en la parte de atrás unos establos completamente desiertos, donde hoy en día duermen nuestros caballos. Por dentro la casa parecía un laberinto de pasillos y escaleras, dormitorios y espacios abiertos y una puerta que daba a una terraza grande, donde ahora tomamos el café por la mañana y leemos el periódico mirando el jardín. Abajo, en la sombra, había un espacio para relajarse, que en este momento cuenta con unos sofás para los momentos de pereza. Nos tocó la lotería. Desde hace un tiempo ofrecemos 'cama y desayuno' y lo servimos en la misma terraza.

Mucha gente fantasea con la idea de una pequeña casita de campo en el Mediterráneo, una copa de vino bajo el sol…, en definitiva, la buena vida. Y al final, todo queda en un sueño. Nosotros también lo pensábamos, pero hace más o menos diez años nos dijimos: «Vamos a darle una oportunidad a este sueño, que no podamos decir que nunca lo intentamos». Por esa época, Debbie llevaba 25 años de ajetreada carrera como productora en la televisión holandesa. Alfred todavía actuaba, tanto en los escenarios como en la televisión. Nuestros hijos, Sam y Roos, tenían 9 y 6 años por aquel entonces y eran verdaderos niños de Amsterdam. Sin embargo, había llegado el momento de saber si también seríamos felices con una vida diferente, más soleada. Llegamos y nunca nos fuimos. Cada día, y esto no lo decimos solo por decirlo, disfrutamos enormemente de nuestra vida en Cataluña, y esperamos que tú también lo hagas. Haremos todo lo que esté en nuestras manos para que así sea. saludos departe de toda la familia Debbie

Cada temporada se presta para visitar las ciudades: Figueres, Girona, Barcelona, Besalù, San Feliu de Guixols y todos los preciosos pueblos costeros como S’Agarò, Tamariu, Pals, Cadaquès y Calella de Palafrugell. • Figueres es una ciudad excelente para comprar zapatos, pero por supuesto se conoce sobre todo por el Museo Dalí. • Barcelona habla por si misma, es una ciudad llena de cultura, estilo y elegancia y además cuenta con una vida nocturna abundante. • Girona se caracteriza por su centro medieval al lado del río Onyar con sus fantásticas murallas y el barrio judío prácticamente intacto. Además, es una ciudad agradable para ir de compras y también para jugar al golf, dado el hecho de que al sur de la ciudad se encuentra uno de los campos de golf más hermosos de la Costa Brava. • La Bisbal d’Emporda tiene el alma de un pueblo vaquero un poco desordenado, y aparte de ser la sede episcopal también es el centro de la cerámica de Cataluña, con un alegre mercado y lleno de colores todos los viernes. • En Banyoles damos una vuelta por el famoso lago, donde tuvo lugar el remo olímpico del año 1992. Se disfruta de él en barco